viernes, 24 de diciembre de 2010

Marcola y la posmiseria: el narco es la multinacional del pueblo

Actualización (22/05/2014): El 7 de julio de 2006 Arnaldo Jabor confirmaba en entrevista con la Rádio CBN que él es el autor del texto: "Yo escribí en los periódicos una columna en la que inventé una entrevista imaginaria con un traficante del PCC preso. En la entrevista el personaje de ficción critica el Brasil de hoy y denuncia los errores de las policías y de la sociedad. Es un texto del cual me siento orgulloso. Es muy bueno el texto. Y a todo el mundo le gusta, pero no creen que fui yo el que lo hizo. Creen que es real la lucidez del bandido".

Actualización (25/12/2010): Todo indica que la entrevista de marras es una creación literaria del escritor y cineasta brasileño Arnaldo Jabor (1). ¡Vaya forma de sacudirnos!

Hace unos días escuché a Héctor Castillo Berthier, un investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, leer en la radio un fragmento de una entrevista con Marcos Willians Herbas Camacho, alias Marcola, líder del Primeiro Comando da Capital (PCC).

El PCC es una organización fundada en agosto de 1993 en la prisión de Piranhão, en Taubaté, en ese momento la más segura del estado de São Paulo, Brasil. Su objetivo inicial era "combatir la opresión dentro del sistema penitenciario paulista".

Vivimos este fin de año atrapados en la espiral de violencia de la llamada "guerra contra el narcotráfico", de modo que las palabras de Marcola resonaron fuerte en mi mente: no hay solución porque ustedes no entienden ni siquiera la extensión del problema; solo pueden llegar a algún éxito si desisten de defender la "normalidad"… Tenía que compartir esto con ustedes.

El fragmento de la entrevista que reproduzco a continuación fue publicado el 4 de diciembre de 2010 en la columna Zona Submetropolitana que Castillo Berthier escribe para el diario Metro de la ciudad de México:

[…] Habla Marcola:

—¿Quién es usted?

—Yo soy una señal de los nuevos tiempos. Yo era pobre e invisible… Ustedes nunca me miraron durante décadas… Y antiguamente era importante resolver el problema de la miseria.

El diagnóstico era obvio: migración rural, desniveles de ingresos, barrios pobres, periferias dispersas… Y la solución nuca llegó… ¿Qué hicieron?, nada.

¿El gobierno federal alguna vez destinó recursos suficientes para nosotros?, no.

Nosotros solo aparecíamos en los diarios con los deslaves, en las inundaciones, en los desastres en época de lluvias, cosas así…

Pero ahora somos ricos, con una multinacional que es del pueblo. Y ustedes se están muriendo de miedo… Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social… Yo soy culto… leo a Dante desde la prisión.

—¿Y la solución?

—¿Solución?, no hay… la propia idea de "solución" ya es un error.

¿Ya vio el tamaño de la 560 Favelas de Rio de Janeiro?, ¿ya viajó por helicóptero por encima de la periferia de Sao Paulo?, ¿solución cómo?...

Solo podría ser posible con muchos miles de millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser sobre la batuta casi de una ‘Tiranía esclarecida’, que fuera más allá de la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del poder Legislativo cómplice… y del poder Judicial, que impide los castigos a los responsables.

Tendría que haber una reforma radical del proceso penal en el país, tendría que haber comunicación e inteligencia entre las policías municipales, estatales y federales. Nosotros hoy hacemos conferencias telefónicas entre los presidios, imagínate.

O sea, es un cambio psicosocial de todos y es imposible, no hay solución.

—¿Y tiene miedo de morir?

—Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no.

Además acá en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme… pero yo puedo mandarlos matar a ustedes allá afuera… Nosotros somos hombres bomba. Estamos en el centro de lo irresoluble…

Ustedes no ven ni yo, en el medio, la frontera de la muerte… la única frontera.

Nosotros ya somos otra especie, somos otros bichos diferentes de ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, con un ataque al corazón…

La muerte para nosotros es un asunto diario, desahogado en una bala… Ustedes los intelectuales: ¿no hablaban de lucha de clases y en creer que "ser marginal era ser héroe"?...

Pues llegamos ya y somos nosotros… Ustedes nunca esperaron esos guerreros del pueblo ¿o sí?...

Mis soldados todos son extrañas anomalías del desarrollo lento de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados.

Hay una tercera cosa creciendo allá afuera, cultivando la tierra, educándose en el absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo, alguien escondido en las calles de las ciudades.

Ya surgió un nuevo lenguaje. La nuestra es otra lengua. Estamos adelante de una especie de posmiseria.

La posmiseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología: satélites, celulares, internet, armas modernas. Es una mierda con chips, con megabytes. Mis comandos son una mutación de especie social, son hongos de un gran error suyo.

—¿Y qué cambió en los barrios bajos?

El dinero. La gente hoy tiene dinero. ¿Usted piensa que quién tiene 40 millones de dólares no manda? Con 40 millones la prisión es un hotel, una oficina…. ¿Qué policía va a querer quemar esta mina de oro?

Nosotros somos una empresa moderna, rica. Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos y burocráticos. Nosotros luchamos en un terreno propio. Ustedes en tierra extraña.

Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes se mueren de miedo. Nosotros vamos bien armados. Ustedes van apenas con una 0.380... Nosotros estamos al ataque. Ustedes a la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles y sin piedad. Ustedes nos transforman en súper estrellas del crimen. Nosotros los transformamos a ustedes en payasos.

Nosotros somos ayudados por las poblaciones de los barrios pobres, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales y provincianos. Nuestras armas y los productos vienen de fuera, somos globales. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestro objetivo. Ustedes nos olvidan… así sucede.

—¿Y qué se puede hacer?

—Voy a darme un golpe contra mí mismo. ¡Péguenle a los responsables! Tienen diputados, senadores, generales y hasta ex presidentes que están involucrados en el tráfico de cocaína y armas. Pero: ¿quién va a hacer eso?, nadie.

—Entonces, ¿no hay solución?

—Ustedes solo pueden llegar a algún éxito si desisten de defender la "normalidad".

Amigo, no hay solución. ¿Sabes por qué? Porque ustedes no entienden ni siquiera la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: Pierdan todas las esperanzas, estamos todos en el infierno…

Cualquier semejanza entre las realidades de Brasil y México es pura coincidencia.

¡Feliz Navidad!

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