domingo, 20 de noviembre de 2011

Crónica del colapso: Davis

Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano incesantemente.

El futuro ya está aquí, sólo que desigualmente repartido.

El teniente de la policía John Pike rocía gas pimienta sobre los manifestantes del movimiento Occupy UC Davis (foto: Wayne Tilcock/Enterprise)

Ocurrió el 18 de noviembre en el campus de la Universidad de California en Davis: la policía roció con gas pimienta a un grupo de manifestantes pacíficos que se negaban a retirar un campamento de protesta por la creciente desigualdad social y económica en Estados Unidos (1 y 2).


Y es que a pesar del discurso oficial, cada vez es más evidente que una mayor parte de la población estadounidense está resintiendo los efectos de la crisis económica.

En agosto de 2011 más de 45.8 millones de estadounidenses recibían cupones de alimentos, casi el 15% de la población del país (3).

En julio de 2011 el número de jóvenes de entre 16 y 24 años con empleo fue el menor de la historia (48.8%) y la manipulada tasa de desempleo (18.1%) duplicaba, en ese sector, a la de la población en general (4).

Por otro lado, el costo de las matrículas universitarias no han dejado de aumentar desde el inicio de la crisis y los incrementos han sido mayores en las universidades públicas, llegando hasta 46% en el caso de la Universidad Estatal de California (5 y 6).

Endeudados y sin empleo, el futuro no pinta nada bien para los jóvenes estadounidenses. Es por eso que las protestas del movimiento Occupy han encontrado terreno fértil para desarrollarse.

La respuesta oficial ante los reclamos ha sido invariablemente la represión y este tipo de incidentes se está volviendo algo común a lo largo y ancho del país tal como lo muestran las siguientes imágenes:

Oakland, California, 25 de octubre de 2011: alrededor de 100 manifestantes arrestados tras intentar reinstalar un campamento frente a la alcaldía de la ciudad (7). Scott Olsen, un manifestante veterano de la invasión a Irak, es herido de gravedad en los disturbios (8).


Denver, Colorado, 29 de octubre de 2011: 20 personas arrestadas tras enfrentamientos con la policía en durante una manifestación frente al Centro Cívico de la ciudad (9).

La policía empleó armas largas para amenazar a los manifestantes de Occupy Denver. (foto: Craig F. Walker, The Denver Post)


Atlanta, Georgia, 6 de noviembre de 2011: 20 manifestantes arrestados tras enfrentamientos con la policía al intentar reinstalar un campamento (10).


Berkeley, California, 9 de noviembre de 2011: 39 personas detenidas tras una manifestación por la creciente desigualdad social y el aumento en la matrícula estudiantil (11).


Portland, Oregon, 13 de noviembre de 2011: miles de manifestantes hacen retroceder a la policía tras el desalojo del campamento en Pioneer Courthouse Square (12).


Seattle, Washington, 15 de noviembre de 2011: una marcha de apoyo a Occupy Wall Street es reprimida; la policía roció gas pimienta sobre los manifestantes entre los que se encontraban una anciana, una joven embarazada y un sacerdote (13).

Dorli Rainey, una activista de 84 años fue rociada con gas pimienta durante las protestas en Seattle. (foto: Joshua Trujillo/seattlepi.com)


La plutocracia que gobierna Estados Unidos se está quitando la máscara y poco a poco nos muestra su verdadero rostro.

¿Cuánto tiempo falta para que los manifestantes se cansen de ser golpeados impunemente y rociados con gas pimienta sin razón alguna? ¿Cuánto tiempo más para que las protestas se tornen realmente violentas?

Kristin Koster, una profesora de post-doctorado presente durante la represión en UCD declaró: "Cuando tu proteges las cosas en las que crees con tu cuerpo, eso te cambia para bien. Te radicaliza para bien".

José Martí, el apóstol de la independencia de Cuba, escribió en Nueva York hace más de un siglo (14):

Los pueblos, como los hombres, no se curan del mal que les roe el hueso con menjurjes de última hora, ni con parches que les muden el color de la piel. A la sangre hay que ir, para que se cure la llaga. No hay que estar al remedio de un instante, que pasa con él, y deja viva y más sedienta la enfermedad. O se mete la mano en lo verdadero, y se le quema al hueso el mal, o es la cura impotente, que apenas remienda el dolor de un día, y luego deja suelta la desesperación.

[…]

A la raíz va el hombre verdadero. Radical no es más que eso: el que va a las raíces. No se llame radical quien no vea las cosas en su fondo. Ni hombre, quien no ayude a la seguridad y dicha de los demás hombres.

La raíz de esta crisis debemos buscarla en un modelo económico agotado que promueve la concentración de la riqueza y requiere de crecimiento perpetuo en un mundo superpoblado con recursos cada vez más escasos. Hay que meter la mano y curar el mal. Hay que cambiar el modelo. Hay que hacerlo ahora.