domingo, 27 de mayo de 2012

Exportando nutrientes y agua: costos ecológicos ocultos del modelo agrícola actual

Campo irrigado en McMicken, Arizona. Foto: Kevin Dooley.
Hace un par de días terminé la lectura de The Crash Course: The Unsustainable Future Of Our Economy, Energy, And Environment, el libro que Chris Martenson preparó sobre la base de las investigaciones que realizó para su seminario en video acerca de economía, energía y medio ambiente.

El libro es francamente interesante y Martenson consigue, con éxito a mi entender, profundizar aun más en el análisis de los problemas y predicamentos que enfrentamos en la actualidad.

Una de las partes que más llamó mi atención, seguramente porque nunca se me había ocurrido pensar en ello, es la que explica algunas implicaciones y costos ecológicos ocultos del modelo agrícola vigente en la actualidad:

Exportando nutrientes


Los Estados Unidos exportan unas 80 millones de toneladas de productos agrícolas cada año (fundamentalmente granos), lo que representa una enorme cantidad de agua […] y nutrientes vitales que son cosechados de los suelos y enviados al extranjero. Como los nutrientes no son reciclados en los suelos, los elementos vitales que las plantas utilizan para mantener sus funciones biológicas y su crecimiento se están agotando rápidamente de los suelos cultivados

Algo sobre lo cual usted puede haber leído recientemente es que, según análisis realizados, las plantas cultivadas hoy en día contienen muchos menos nutrientes que las cosechadas algunas décadas atrás (1). La evidencia citada más abajo fue preparada por el Dr. Donald R. Davis y revela los siguientes patrones de agotamiento en la nutrición de los alimentos y los nutrientes del suelo:

  • La concentración de proteínas en el trigo y la cebada ha disminuido entre un 30% y un 50% entre los años 1938 y 1990.
  • Del mismo modo, un estudio realizado sobre 45 variedades de maíz, plantadas unas al lado de las otras de 1920 a 2001, encontró que las concentraciones de proteínas, aceites y 3 aminoácidos disminuyeron en las nuevas variedades.
  • El contenido de 6 minerales ha declinado entre 22% y 39% en 14 variedades de trigo ampliamente sembradas a lo largo de los últimos 100 años.
  • Datos oficiales sobre nutrientes del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, muestran que el contenido de calcio en el brócoli promediaba 12.9 mg/g de peso seco en 1950, pero sólo 4.4 mg/g en 2003.

No hay ningún misterio en estos resultados. Si usted sistemáticamente cosecha minerales del suelo sin reponerlos y los envía lejos, eventualmente el suelo comenzará a agotarse y habrá menos de esos minerales disponibles para las plantas. En este sentido, entonces, muchos granjeros están de hecho haciendo minería de los suelos de los cuales depende su subsistencia. Si no cerramos el círculo de algún modo llevando nuevamente esos minerales a los suelos en las mismas cantidades en que los extraemos y transportamos, la práctica de la agricultura en ellos se tornará insostenible. Tarde o temprano, esos suelos se volverán absolutamente estériles y adecuados únicamente para el tipo de agricultura que emplea enormes cantidades de energía (en algún punto de la línea) para transportar y reemplazar esos nutrientes por otros medios.
 Más adelante, Martenson analiza el problema del agua:

Exportando agua— La historia de la comida

El agua es un factor indispensable en la historia de las siempre crecientes cosechas de las pasadas décadas. Las cosechas mundiales de comida se han triplicado desde 1950, y la irrigación es responsable de una buena parte de esos aumentos. La mayoría de la gente se sorprende al aprender que cada kilogramo de trigo cosechado requiere de 1,000 litros de agua para crecer. En este sentido, esta relación 1000:1 significa que cuando los Estados Unidos exportan trigo, en realidad están exportando agua. Un millón de toneladas de granos es lo mismo que un millardo de toneladas de agua, lo cuál explica por qué muchos de los países que tienen problemas de abastecimiento de agua prefieren comprar sus granos en lugar de sembrarlos en sus suelos resecos. Es más barato que cavar pozos o construir plantas de desalinización.

Sin el uso de acuíferos, mucha de la tierra agrícola más seca en el mundo, como los campos de trigo en Arabia Saudita, tendrán que ser abandonadas del todo. Y la agricultura en regiones más templadas tendrá que regresar a las prácticas de siembra de temporal (lo que significa depender únicamente del agua de lluvia en lugar de la irrigación) y esto puede disminuir los cultivos. Esta es una inconveniente realidad en un momento en el que el futuro de la seguridad alimentaria es una preocupación abierta de los líderes mundiales y justo cuando se espera un crecimiento de la población de aproximadamente 40% en los próximos 40 años.

Citando a Lester Brown [el autor de Plan B: Rescuing a Planet under Stress and a Civilization in Trouble] de nuevo: “Para conocer dónde tendremos concentrados los déficits de granos mañana requerimos conocer dónde se están desarrollando los déficits de agua hoy”. Las naciones más secas y populosas ya están enfrentando problemas con el agua hoy. De modo que, a medida que ponderamos el predicamento de la disminución en el nivel de los mantos freáticos, deberíamos también preguntarnos acerca del impacto que estos tendrán en nuestra habilidad para mantener, unas décadas más de crecimiento exponencial, por no decir un crecimiento perpetuo. Dada la enorme letanía de dificultados que estamos enfrentando en la actualidad con el agua, me parece poco probable que seamos capaces de duplicar nuestro crecimiento económico sin incurrir en serios problemas.

Sin duda un par de puntos muy importantes para traer a la discusión pública.

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