A continuación algunos fragmentos del texto distribuido en Morelia con frases que he resaltado:
A partir de hoy ninguna maldita lacra de esas podrán dormir en paz. Ningún criminal estará a salvo, ningún funcionarios que preste su colaboración a los criminales será perdonado; el tiempo ha llegado en que la sociedad se haga justicia a sí misma, pues los órganos de la justicia formal ya no funcionan.
[…]
Somos ciudadanos, empresarios y propietarios rurales, michoacanos, hartos de la incapacidad de las autoridades de todos los niveles para darnos la seguridad y tranquilidad necesarias para poder desarrollar nuestro trabajo y nuestras vidas en comunidad y en familia.
[…]
Vivimos en una época en la que, por desgracia, el gobierno ya no puede controlar los grupos criminales; en la que muchos empresarios y políticos se han convertido en socios y sirvientes de las mafias que asolan a nuestro país y a nuestro estado; y en la que la mayoría de la propia gente se hace tonta, a pesar de que ya no podemos tener tranquilidad, bajo el acecho constante de los criminales.
[…]
No podemos recurrir a [las autoridades] porque nos traicionan y nos mandan matar utilizando a los ejércitos de sicarios que tienen con sus socios, los narcotraficantes, los secuestradores y los extorsionadores. Esto se tiene que terminar algún día, pero mientras la sociedad despierta y por medio de las elecciones pone a un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, tendremos que tomar medidas para defender nuestro patrimonio, nuestra vida y a nuestras familias.
Ya a mediados del año pasado habíamos visto las primeras señales de lo que estaba por ocurrir cuando Mauricio Fernández Garza, en ese momento candidato del PAN a la alcaldía de San Pedro Garza García, el municipio más rico de México, pactó su programa de seguridad con uno de los cárteles que operan en el país (1).
Meses después, durante su toma de posesión, Fernández Garza anunció la creación de equipos especiales de “limpieza” y de trabajo rudo para eliminar grupos del crimen organizado, giros negros y 300 puntos de venta de droga en el municipio, a pesar de que estas medidas estaban fuera de sus atribuciones (2).
Lo más preocupante es que, según una encuesta publicada en Milenio días después de estas declaraciones, 40% de los mexicanos apoyaba la creación de este tipo de grupos.
No podemos esperar más que un aumento de la violencia en los próximos meses. Ya Edgardo Buscaglia lo había advertido en una entrevista con Carmen Aristegui en febrero de este año: mientras el Gobierno no establezca una estrategia coherente, la "guerra contra el narcotráfico" estará condenada al fracaso; y mientras la violencia no llegue a las élites del país, éstas no tomarán las medidas necesarias para que esto ocurra.
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