domingo, 6 de febrero de 2011

Dmitry Orlov y las lecciones del colapso soviético

Dmitry Orlov nació en la antigua Unión Soviética; fue testigo del colapso del sistema vigente en ese país desde la Revolución rusa de 1917 y esta experiencia lo hizo escribir Reinventing Collapse: The Soviet Example and American Prospects.

La siguiente entrevista es la cuarta de una serie que la revista The Nation está publicando sobre el tema del pico en la extracción de petróleo y el cambio climático.

Al inicio de la entrevista Orlov explica la forma en la que opera un colapso: mientras la gente piensa que el sistema tiene algo que ofrecerles, coopera y lo mantiene funcionando; en el momento en que pierden su fe, el sistema comienza a derrumbarse.

Para Orlov, Estados Unidos no está preparado para un colapso similar al de la Unión Soviética donde la gente, por un lado, no confiaba tanto en el gobierno y mantenía en funcionamiento una economía paralela con su propia red de relaciones y, por otro, estaba protegida por un sistema que les brindaba vivienda, energía y transportación publica, y que se mantuvo en funcionamiento incluso mucho tiempo después de su caída.

Basado en el trabajo de Elisabeth Kübler-Ross, Orlov divide el colapso de una sociedad en 5 etapas: financiero, comercial, político, social y cultural (1). Es difícil saber en qué etapa del colapso vivimos pues, parafraseando a William Gibson, a pesar que nos encontramos inmersos en él, el colapso está desigualmente repartido.

Orlov atribuye la negación de la realidad a que, en primer término, a la gente le resulta más fácil mantener una existencia sin sentido, en un callejón sin salida, pues en el momento que toman conciencia de ello y tienen que actuar para remediar su situación, no se les ocurre nada; la negación es, por tanto, una forma de evitarse este problema. Adicionalmente, el tener una visión de largo plazo tiene como consecuencia que uno se vuelva impopular en cualquier grupo: el futuro, como se nos presenta, es un producto defectuoso que nadie está dispuesto a comprar a ningún precio y, por lo mismo, evitamos hablar de ello.

Orlov cree que Estados Unidos se desintegrará, como una entidad político-económica, del mismo modo que ocurrió con la Unión Soviética y que la causa será la misma: una deuda creciente y la bancarrota nacional. Orlov nota también un parecido entre el ejército soviético y el estadounidense, con un enorme presupuesto militar a su disposición y una manifiesta incapacidad de conseguir resultados.

Orlov visualiza a los cárteles de la droga como la próxima aristocracia estadounidense al ser el grupo mejor preparado para reiniciar la economía y llenar el vacío provocado por el colapso.

Los estadounidenses podrían vivir fácilmente trabajando la tercera parte del tiempo que dedican en la actualidad pero, para mantener un imperio con crecimiento infinito, es necesario trabajar más de 40 horas a la semana o enfrentar la posibilidad de irse a la quiebra. La cura para esto no es hacer lo mismo trabajando cada vez más duro, sino hacer únicamente lo necesario para sobrevivir y acostumbrarse a que la vida irá más despacio.

Orlov opina que hablar del pico del petróleo ya se está haciendo aburrido y que lo realmente importante es comenzar a discutir cómo se comportará la producción a partir de ahora: la caída no será gradual, como es imaginado por mucha gente, sino abrupta debido a la gran cantidad de factores que influyen en el proceso. Debemos prepararnos para una vida sin combustibles fósiles y eso requiere de toda nuestra concentración.

La Revolución verde hizo crecer la población por encima de los 6.5 billones de personas y eso fue una pésima idea porque la agricultura se hizo enormemente dependiente de los combustibles fósiles y eso no podrá mantenerse en el futuro. Orlov menciona que tras el colapso de la Unión Soviética la esperanza de vida en Rusia se desplomó (2) y piensa que lo mismo ocurrirá a nivel mundial.

Probablemente seremos capaces de producir alimentos para un billón de personas, pero eso sería sin contar los efectos del cambio climático. La agricultura nos permitió crecer en número gracias a que el clima se mantuvo estable durante 10 mil años y eso parece haber terminado.

Sin embargo, Orlov no encuentra productivo discutir las implicaciones morales de estos problema pues no podemos hacer nada al respecto: lo que tenga que ocurrir, ocurrirá.

2 comentarios:

  1. Me pregunto si alguien se anima a subtitular y luego traducir video en http://www.universalsubs.org

    Al que empiece, que lo diga.

    Gracias.

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